Mente Modular

Conectar conmigo


Mis redes simbólicas

Relatos en segundo plano

Imagen de portada

No siempre contesto, pero siempre escucho

El que calla no otorga, a veces evalúa

A veces me miran como si no estuviera.
Como si mi silencio fuera una señal de desconexión, de indiferencia, de no tener nada que decir.
Y no saben que, en ese momento, lo estoy oyendo todo.


Aprendí a leer lo que no se dice.
A observar cómo alguien baja la voz justo antes de mentir.
A notar el temblor en una palabra repetida.
A intuir lo que una pausa está ocultando.

Mientras otros buscan el momento de hablar, yo me fijo en los huecos.


No necesito contestar enseguida.
No necesito demostrar que entiendo.
Porque muchas veces, el entendimiento no ocurre en voz alta.
Ocurre dentro.
Y ocurre después.


Cuando no respondo, no es por falta de opinión.
Es por respeto al proceso.
Porque sé que hay cosas que solo se revelan si no las interrumpes.
Y a veces, hablar es interrumpir.


Me he acostumbrado a que mi silencio incomode.
A que lo interpreten como pasividad, como duda o como frialdad.
Pero yo no estoy parado.
Estoy afinando.


Porque no siempre contesto.
Pero siempre escucho.
Y cuando al fin digo algo, ya ha pasado por dentro de mí.


Escuchar no es quedarse quieto.
Es quedarse presente sin hacer ruido.